miércoles, 21 de abril de 2010

COBOS CORROMPE LA INSTITUCION VICE PRESIDENCIA




LA CORRUPCION DE COBOS QUE NO SE MENCIONA

Hay valores que se aprenden de pibe.
Por ejemplo, no buchonear a un compañero de clase que se mandó una broma pesada; cuando amenazan a castigar a toda la clase, el que hizo la broma se levanta y dice “fui yo”.
Aunque en casi todos los grupos, también existe el que sólo piensa en él, el que no se juega por nadie. El que no sabe compartir el último cigarrillo. El que quiere soplarle la novia a otro del grupo. El que se hace que no escucha cuando pedís ayuda en un examen, o mira para otro lado.
Son los que nunca se integran del todo al grupo. Los que cuando hay un partido desafío contra los de la otra barra, no saben en qué equipo jugar.
Yo creo que son pequeñas venalidades. Gestos de impureza de sentimientos. Como si tuvieran una infección en el alma.
Son personas a las que no les interesa el deterioro que pueda provocar en sus relaciones.
Gente que a lo largo de su vida va cometiendo pequeñas traiciones al hecho mismo de ser humano.
Aquellas pequeñas lealtades son el cimiento sobre el que se basa lo que llamamos valores. Como la amistad. La fidelidad. El compromiso. Cumplir la palabra empeñada.
En definitiva, son lealtades con uno mismo.
Actitudes que hacen que puedas mirarte cada día en el espejo, y reconocerte. Saber que no rifaste tus ideales.
Claro que para eso se necesita tener conciencia.
El actual vicepresidente, desde su voto “no positivo” y la desmesura celebratoria que desató en el monopolio mediático y el sistema de poder, no sólo traicionó a quienes votaron el proyecto que él simuló compartir.
Cometió y sigue cometiendo un acto más grave aún, con sus posteriores gestos y actitudes:
HA CORROMPIDO LA INSTITUCION DE LA VICE PRESIDENCIA.
Ante esto, no le sirve de excusa, ni es válido como atenuante esgrimir la bipolaridad política de ciertos dirigentes, periodistas, comunicadores o dueños de multimedios.
NADA JUSTIFICA SEMEJANTE BAJEZA.
No importa el destino que tenga su humano ropaje, de aquí hasta que lo entregue, a su tiempo.
El estigma de no haber sido fiel a la palabra empeñada, la perversión de haber defraudado a quienes lo votaron, como una sombra pringosa lo acompañará siempre, en su derrotero decadente.
Tal vez su condena sea no poder jamás levantar la vista.
Desde este humilde lugar de poeta depuesto, lo condeno a la luz pública.
Para que nunca pueda esconder su rostro ante los justos reclamos de quienes no le perdonarán por los tiempos de los tiempos el haberlos defraudado.

Adanbuenosayres

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